El primer paso para combatir el cambio climático es medir la huella de carbono.
La huella de carbono, expresada en términos de toneladas de CO2e, es un indicador cuyo cálculo permite estimar la cantidad de emisiones de gases que afectan al clima, esto es, que tienen un efecto en el calentamiento climático, generadas de manera directa o indirecta por un bien, un servicio, una empresa, pero también por una persona.
La huella de carbono de producto (Carbon Footprint of Product, CFP, en inglés) se basa en la metodología LCA (Evaluación del ciclo de vida), un procedimiento analítico y certificado, estandarizado a nivel internacional por las normas ISO 14040 y 14044, que mide todo el ciclo de vida del producto, de la cuna a la tumba.
La norma ISO 14067 ha introducido la Huella de Carbono de Producto – Enfoque Sistémico (CFP – SA) de una organización, que facilita el desarrollo de CFP de varios productos en una misma organización
El Enfoque Sistémico puede aplicarse a una pluralidad de productos y servicios de una misma organización, siempre que estos prevean el mismo campo de aplicación, en términos de conjuntos de datos y modalidades de asignación.
Son 3 los requisitos que la CFP – Enfoque Sistémico debe garantizar: requisitos generales, requisitos específicos de la descripción del CFP-SA y requisitos de los procedimientos del CFP-SA.
Los requisitos generales requieren:
Los requisitos específicos de la descripción de la CFP-SA requieren:
Los requisitos de los procedimientos del CFP-SA requieren:
La CFP-SA es ideal para las empresas que necesitan cuantificar el impacto medio ambiental de toda la gama de productos o servicios realizados, actuales o futuros. La CFP-SA permite a la empresa conseguir una capacidad de respuesta mejor ante las solicitudes de los clientes, socios y partícipes.
Gracias a la CFP-SA certificada, las empresas pueden desarrollar cada una de las Huellas de Carbono de los productos o servicios que se incluyen en el campo de aplicación de la CFP-SA mismo, sin tener que solicitar de manera individual la comprobación por parte de un organismo de certificación acreditado, operación que podría no permitir siempre conseguir tiempos de respuesta adecuados a las propias necesidades.
Con la CFP-SA, la empresa asume un papel activo, ya que define y controla todos los procesos, la información y los datos que llevan a la realización de cada CFP individual de producto, vigilando al mismo tiempo la permanencia de la eficacia.
Con el objetivo de mapear con la LCA el 50% de sus productos antes de 2025 y el 80% antes de 2030, FITT ha puesto en marcha el itinerario para obtener la certificación ISO 14067.
La creación del modelo y de la estructura informática para la recopilación de los datos y el mantenimiento de estos ha supuesto un importante esfuerzo inicial por parte de la empresa. Al mismo tiempo, FITT puede obtener datos estandarizados año a año, crear una base de datos sólida y repetible, tener a disposición datos siempre actualizados y certificados y generar simulaciones cada vez más precisas y puntuales.
Todo en beneficio de una comunicación veraz y transparente con los clientes, socios, partícipes y comunidades en las que opera.